8/4/09

Consideraciones sobre la crisis económica

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b. Consideraciones sobre la crisis económica

Al analizar un fenómeno económico, lo primero es establecer su contexto y la causa principal de su ocurrencia. En el caso de la denominada "crisis financiera" de los Estados Unidos de América, EEUU, es necesario considerar que es una expresión de una crisis más amplia, de una crisis de TODA la economía, por un lado y por otro, que en el fondo tiene su causa en la SOBREPRODUCCIÓN del sector real, no monetario, de la economía.

La sobreproducción de viviendas fué lo que condujo, en un primer momento a darle salida a la insuficiencia de la demanda por la vía de la "sub prime" o créditos hipotecarios ajustados. La reducción de la prima o el desplazamiento del pago de la misma para poder vender las viviendas sobre producidas ocasionó en el mediano y largo plazo una mayor contracción de la demanda, cuando las personas se vieron imposibilitadas de realizar los pagos ajustados.

Hacia marzo del 2008, se estimaba que el total de propiedades desocupadas era de dos millones en EEUU. (Véase Anexo 2).

En nuestra opinión no es en la especulación financiera hipotecaria en donde tiene su origen y su terminación la denominada crisis financiera. Ni siquiera las finanzas constituyen, nos parece, la parte esencial de la crisis. Es una crisis de sobre producción, como decía Marx, la raíz de toda la crisis.

Fue la sobreproducción de viviendas la que originó la reacción en cadena, que se multiplica como la fusión y la fisión del átomo hasta reproducir un estallido de sobreproducción en todo el sistema no solamente norteamericano sino mundial.

En economía existe un flujo monetario y un flujo real, de mercancías. Los dos flujos se separan cada vez más hasta parecer independientes el uno del otro y se crea la ilusión de que los problemas financieros se solucionan con medidas financieras. A nuestro juicio, de ahí proviene el error de considerar que 700 mil millones de dólares para comprar activos financieros de entidades insolventes salvarán la crisis de "rentabilidad" financiera que se "inició" con aproximadamente 400 mil millones de deuda hipotecaria en Estados Unidos de América y que por su secuencia de insolvencia financiera, ha implicado la crisis inmediata de otras entidades del mismo sector financiero como las aseguradoras y las tarjetas de crédito.

Siendo el mercado financiero hipotecario un componente importante del mercado financiero mundial y siendo que la banca está globalizada entre otros elementos por la inversión directa o fusionada, las entidades en quiebra en Estados Unidos de América, han presionado para que el mercado de crédito nacional y mundial inicie una fase recesiva que se calcula en un primer momento en un orden de 3 millones de millones de dólares.

Otra expresión de la crisis del mercado hipotecario residencial es que se traslada al mercado hipotecario comercial.

El primer impacto de la sobre producción es el cierre de empresas en el mismo sector, generando desempleo en la construcción residencial, que se extiende a la paralización de actividades de empresas del sector real relacionadas, como la producción de cemento, herramientas y maquinaria de la construcción. El empleo declina en otras ramas de producción indirectamente relacionadas: compañías de terracería y pavimentación, electricidad, bienes raíces, por ejemplo y se extiende al sector comercial por la depresión del consumo pues las personas desempleadas, paradójicamente, por haber producido en exceso, no tienen capacidad de demanda al no tener ingresos o disminuirlos considerablemente y los negocios más débiles y al menudeo en un primer momento se ven obligados a cerrar.

Y la reacción en cadena sigue, cuando las personas recurren al dinero plástico para sufragar los gastos llevando la contaminación de la crisis a éste mercado de tarjetas de crédito.

La crisis actual no es una crisis financiera o del flujo monetario de la economía. Si se trata de esta manera, el remedio puede ser peor que la enfermedad.

Una inyección de 700 mil millones de dólares sería dinero tirado a la alcantarilla pues el sector financiero por su naturaleza se cubre en momentos recesivos, no se arriesga. En el fondo serán 700 mil millones de trabajo pasado o ya materializado de toda la sociedad en forma de dinero de impuestos que se destinan para proteger al capital financiero especulativo.

Es un dinero de impuestos mal invertido en empresas financieras en crisis, con respaldo en cuentas incobrables y bienes no transables por un período prolongado.

La crisis financiera del sector privado se traslada a crisis financiera del sector público y ello implicará a futuro la contracción de servicios sociales del Estado en aras de una mayor concentración de la riqueza en oligopolios financieros potencializando una mayor virulencia de la próxima crisis cíclica.


La crisis actual es una crisis del sector real de la economía. Y ahí debe buscarse la solución. Toda crisis, como se afirma que los japoneses advierten, significa una oportunidad, en este de caso de una mayor concentración o de una mejor distribución de la riqueza. Y debe optarse por una intervención del Estado que como es la naturaleza del problema privatice las pérdidas y socialice las ganancias. Deben examinarse políticas de redistribución de la riqueza, de apoyo directo a personas de ingresos bajos y medios para que con su esfuerzo adquieran sus casas o vehículos, por ejemplo, en lugar de financiar empresas oligopólicas en quiebra.

En el sector real de la economía no todos los sectores y ramas de la actividad económica tienen crisis de sobreproducción, en muchos o en algunos, existe crisis pero de subproducción.

Probablemente sería más útil que el tiempo empleado en la gestión de fondos para un sector financiero quebrado, se empleara en identificar los rubros deficitarios del sector real de la economía y en diseñar la concepción antineoliberal del sector financiero del Estado, enfatizando en la inversión productiva o para productiva con importancia e impacto social.

La recreación y rediseño de la Banca del Estado, que se encamine al financiamiento del sector real de la Economía, como la reconstrucción de la infraestructura destruida por huracanes o el tiempo (puentes y carreteras) es o debe ser al menos un punto en la mente y en la agenda de empresarios, economistas y políticos responsables no solamente en Estados Unidos sino a nivel mundial.

Escrito básicamente a finales del 2008.
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